Murcia: Plaza de Toros.

c. 1890

c. 1950

Serie

10-Tarjeta(s) postal(es)

Papel

Positivo

Blanco y negro Color

Según Carlos Saavedra, la primera plaza donde se corrieron toros en Murcia fue la de San Nicolás. También, en distintos momentos, en las plazas de Santa Catalina, Santa Eulalia, la Arrixaca y la plaza de Ceballos o la del Mercado (hoy Santo Domingo). Desde 1769 la plaza de toros de Murcia, cosntruida según planos de Martín Solera, fue la plaza de Camachos que en 1840 fue sustituida por la de San Angustín. El proyecto de la plaza actual se encargó al arquitecto Justo Millán. Las obras del coso duraron de once meses hasta su inauguración el 6 de septiembre de 1887. Las localidades para la corrida inaugural se agotaron con varios días de antelación. El primer cartel estuvo compuesto por toros de la ganadería de doña Mª Dolores Monje, viuda de Murube, Rafael Molina "Lagartijo", Juan Ruiz "Lagartija" y Luis Mazzantini. En el momento de su inauguración fue considerada como la primera de las llamadas monumentales y la de mayor aforo de España. Consta de cuatro pisos y tiene dos toriles y 19 chiqueros, el ruedo mide 53 metros de diámetro y, según José Ballester, en sus cuadras se pueden alojar hasta 70 caballos.Desde el punto de vista arquitectónico está catalogada dentro del eclecticismo. Como materiales constructivos se utilizaron la mampostería y hierro. En cuanto al esquema constructivo se mantuvo la tipología de la plaza coliseo, con vanos segmentados en tres partes y circulares al exterior que le confieren una imagen típicamente ecléctica. Queda también patente el gusto por la bicromía del eclecticismo murciano que opta por el blanco para los motivos ornamentales y los tonos más intensos (ocres, gamas de colores tierra...) para los muros. La familia Bernal detenta la propiedad de la plaza desde los años treinta del pasado siglo.

Artículo de Carlos Valcárcel "De todo un poco, Verdolay, plaza de toros y temas diversos" en FERNÁNDEZ AGUILAR, A.: "Las Postales del Ayer. Memoria gráfica de Murcia" La Opinión de Murcia, 1993

Tomo V. Capítulo XL.